Benzema, genio de los pies... a la cabeza
- Pablo Martínez Juberías

- Apr 6, 2022
- 3 min read
Pagaría por ver lo que él ve, por estar un ratito observando lo que pasa por esa mente cuando está en un terreno de juego. Presionando al rival, mientras la tienen sus compañeros, cuando se desmarca, justo antes de recibir, cuando controla, en paredes, al encarar, mientras ve que un balón le queda franco para el remate, buscándose espacio para el golpeo y, como ya acostumbra, celebrando goles.
¿Cómo a este tío se le ocurren tantas cosas brillantes mientras juega? ¿Cómo es capaz un jugador de dominar tantas facetas y hacerlo con la maestría con la que lo hace, añadiendo briznas de ilusionismo en cada acción en la que participa? Sanguinario y fantasioso. Letal y exquisito. Genio en todo lo que hace. Ese es Karim Benzema.
La noche de Stanford Bridge es una más de las incontables veladas en las que este hombre ha demostrado estar hecho de otra pasta, y lo más llamativo es que estas actuaciones se han hecho más habituales con el paso del tiempo. Cada vez es mejor. Una cualidad que comparte con varios de sus compañeros, aunque nadie llega al nivel del francés.

Sus números asustan y recuerdan a los de un portugués que le solía hacer sombra; ese por y para el que jugaba en sus años de menos anotación, pero en los que ya demostraba su inmensa calidad, lectura de juego y solidaridad. Sin embargo, desde que ese grito conocido en todo el mundo formado por las letras 's' y 'u' se dejó de escuchar en el Bernabéu, Karim es capitán general. De todo.
Mantiene su participación en el juego dándole al equipo lo que necesita en cada momento. A veces pausa, otras vértigo, desequilibrio, fluidez, profundidad... En Londres apareció en todas las zonas del terreno de juego para asociarse y de entre todo su repertorio nos dejó otro taconazo para asistir y dar continuación a un contragolpe que pudo suponer el primer gol del equipo.
En defensa participa menos, pero cree más. Su inteligencia y experiencia le permiten anticipar tormentas. El que un día fue apodado como 'gato' es ahora un perro de presa que huele la sangre a kilómetros y en varias ocasiones ha conseguido cazar a su presa. De hecho, sus favoritos son los porteros y Edouard Mendy se une al selecto grupo de los que han sido recientemente pillados por el ariete en esas presiones con carreras de 50 metros incluidas en las que nadie daría un duro por sacar algo de provecho, como pasó en el 1-3.
En ataque es equivalente a gol. Puede que sea uno de los 'nueves' que menos pisa el área rival durante los partidos, o mejor dicho, de los que más sale del supuesto hábitat de un delantero, y aún así le da para ser el segundo máximo goleador del año, por detrás de Robert Lewandowski, quien a la misma hora que Benzema brillaba, pasaba desapercibido en una población española de algo más de 50.000 habitantes, cabe decir. Comparaciones aparte, esa cabeza a la que hacía mención en el inicio nos dejó dos perlas de un calibre descomunal por la dificultad, por la belleza y por la trascendencia de los tantos.

Tiene importancia en todos los aspectos y se notan mucho sus ausencias. No es que no haya nadie más detrás, es que es la pieza que le da sentido a todo; el aceite que hace funcionar cada uno de los engranajes del equipo blanco. Eso no quiere decir que necesariamente los resultados hubieran cambiado mucho si hubiera sido de la partida, como contra el Barça, pero no habría sido igual. El Madrid sin su aceite no es lo mismo, como no lo sería tampoco el bocadillo de Paco Roncero.
En conclusión, Benzema es la mejor representación que puede tener el Real Madrid. Es su decimotercera temporada en la capital y ejerce tanto de capitán como de líder a la perfección, fuera y dentro del campo. Ama el escudo y lo catapulta a la grandeza de su historia con trabajo y humildad. Llega tarde el reconocimiento a un tío que está haciendo méritos suficientes para que tal vez este año pueda ser galardonado como lo que está demostrando ser: un balón de oro.
De momento, a su casa ya se ha llevado dos balones, pero de los de partido. Un par de hat-tricks seguidos en sendas actuaciones memorables del equipo en Champions League. Puede que con más determinación que superioridad, pero dejando momentos para el recuerdo de todos los espectadores en los que sobresale, por encima de todos, el nombre de un mago: Karim Benzema. A sus pies... y a su cabeza, Monsieur.






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