El calvario de Bruno

No hace falta que me ponga a comentar el tema por excelencia de la semana. Ni Madrid ni Barça deberían llorar por los arbitrajes, siempre han sido los equipos más favorecidos y aun así siguen haciéndose los pobrecitos. Cuando dejemos de darle bombo a tales llantos, como haría Supernanny, se cansarán de hacer el ridículo. Lamentablemente, gusta más la polémica y se habla más de mierdas por el estilo que de historias merecedoras de ser contadas y reconocidas.

Ésta es una de superación. Una odisea sin igual, con recaídas, episodios de mala suerte, desmoralización, añoranza, y finalmente éxito. Habíamos perdido la pista de uno de los mejores jugadores españoles del momento. Allá por el 2017, Bruno Soriano era capitán y jugador insignia de su club, méritos que le situaron entre los inamovibles de la 'Roja'. El recambio natural de Busquets.

Estaba en el pico de su carrera, pero las molestias se fueron convirtiendo en un impedimento para poder rendir en su plenitud, y al término de esa temporada decidió pasar por quirófano. A priori, un mero trámite; con el tiempo, una pesadilla. En tres meses debería haberse resuelto el dolor, pero no acabó de irse. A veces la rodilla y otras el escafoides, pero cada vez que intentaba reincorporarse a los entrenamientos se resentía.

A uno se le pasa por la cabeza sacar la bandera blanca y retirarse dramáticamente. Eligió el camino contrario: seguir luchando. Otra operación, rehabilitación, e innumerables sacrificios para llegar al momento que soñó. No se le olvidará el 22 de junio de 2020 jamás, cuando tres años, un mes y un día después volvería a jugar unos minutos con la camiseta del Villarreal. Por si esos números no impresionan, 1128 días dejando de sentirse futbolista.

Es curioso que sea el mismo equipo que repescó a Santi Cazorla hace alrededor de un año. Historia similar, en la que las lesiones arrastran al vacío a un jugador de inmensa calidad y nombre a nivel europeo en el momento más álgido de su carrera. El club amarillo decidió incorporar al asturiano a los entrenamientos del primer equipo como ayuda a su recuperación, ya que el Arsenal no quiso aguantar a un jugador al que hasta los médicos consideraban que no podría volver a caminar. O Sergio Asenjo, otro luchador que ha vuelto a defender la portería del Estadio de la Cerámica tras varias lesiones del cruzado que le apartaron de la disciplina del equipo dramáticamente.

Tiene un valor humano y un mérito incalculable lo que el Villarreal ha demostrado manteniendo a estos jugadores, cargando con sus desgracias, apoyándolos a volver y apostando por su recuperación en vez de descartarlos y elegir a otros que les pudieran ser más útiles para sus aspiraciones deportivas.

Me quitaré el sombrero siempre frente al club y los jugadores mencionados. Nos alegramos de que hayas vuelto, Bruno, y aprovecho para mandar ánimos a Unzué en su lucha contra la ELA, para tirar de las orejas a Djokovic y su torneo infestado, y para recomendar ver al Facu Campazzo lucirse en la ACB.