La menos normal de las 34
- Pablo Martínez Juberías

- Jul 17, 2020
- 2 min read
Hola abuelo,
Seguro que tú también lo pudiste ver, así que ya sabes lo que te vengo a decir. Somos campeones de Liga. Debería estar rebosante de felicidad, celebrándola como lo que es, un título que últimamente se nos suele atragantar. Sin embargo, no me veo igual de ánimos.
El primer motivo puede que sea por esta etapa que nos ha tocado vivir. Parece que ha sido una Liga al esprint, como si los partidos de antes del confinamiento no fueran de la misma temporada. Tiene todo el mérito del mundo haber hecho pleno de victorias desde la reanudación, pero deja la sensación de que esa regularidad de buenos resultados se ha cosechado en este último mes.
A nosotros lo que nos gusta más allá de que se gane es disfrutar del juego, y tampoco ha sido la pauta de este año, salvo momentos y jugadores puntuales. A la típica pregunta de si el Madrid ha merecido ganar, yo respondería que no ha desmerecido levantar la copa. En cambio, el Barça no ha merecido ganarla, y ahí está la clave de la cuestión.

Se ha visto claramente en esta penúltima jornada. El Madrid jugó bien a rachas, en función de lo que aportaron algunos jugadores individualmente, entre ellos Modric, Benzema y Courtois. Mientras el Barça empezaba perdiendo contra un Osasuna que, aun teniendo probabilidades remotas de conseguir puesto europeo, salió a competir como debe hacer un club profesional. Por mucho que Setién quiera dominar en los números, lo que hay que potenciar es la tensión de los partidos y la ambición por conseguir la victoria, especialmente cuando te estás jugando una Liga.
Sólo al final de ambos partidos hubo reacciones. El Madrid empezó a ponerse nervioso y el Barça asediaba la portería de Osasuna, que se había quedado con diez. Sin embargo, ni el gol de Messi ni ese último arreón sirvieron de algo, ya que los navarros a la contra sentenciaron a un equipo rendido cuya muerte estaba anunciada. En cambio, el Madrid dispuso de dos momentos de fortuna que deciden partidos y, en consecuencia, títulos. Uno fue el penalti, el cual debió ser anulado por el VAR; y posteriormente una triple ocasión que falló el Villarreal en los últimos instantes.
Cuando se juntan dosis de suerte, decisiones que se han decantado a favor y, por encima de todo, los fallos de los rivales directos, se forma al nuevo campeón; aunque tampoco hay que olvidarse de los reconocimientos.

A Zidane por hacer que una plantilla desahuciada volviera a rendir sin apenas renovarla. Este hombre gana títulos como entrenador cada 19 partidos que dirige al Madrid desde el banquillo, poco más que añadir. Al capitán, Sergio Ramos, por su rendimiento personal, goles clave y gestión de vestuario. A Benzemá por muchos años de fútbol incomprendido y a Courtois por aparecer cuando se le necesitaba.
Sin duda, lo que la hace la Liga más atípica de todas es que no podemos compartirla como antes. Debería estar feliz, y sé que tú lo estás allá donde estés, así que haré el esfuerzo de estarlo por ti. La 34 también es tuya, no dejes de celebrarla.






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