No se pierdan a Doncic
- Pablo Martínez Juberías

- Dec 2, 2019
- 5 min read
Updated: Dec 16, 2019
Los fines de semana son la mejor oportunidad para aquellos que habitualmente no pueden ver la NBA por cuestión de horario. Lo normal es que los partidos se jueguen a altas horas de la madrugada en Europa, o que los que vivimos en América tengamos algo que hacer en los días de diario. Al final, por una cosa o por otra te pierdes un montón de partidos, que tampoco pasa nada… Cada equipo va a jugar 82 a lo largo de la temporada, y yo diría que el 75% de ellos son de relleno para el espectador. Sin embargo, ayer se juntaba un buen partido a una hora muy adecuada y accesible para sentarse y disfrutar.
Como comenté en Twitter, ya sé que se solapaba con el Atlético de Madrid-FC Barcelona y que, al menos en España, ese partido está por encima de cualquier otro evento deportivo. Tampoco es que no se pueda dividir la atención a varias cosas a la vez. En la época en la que vivimos hay centenares de formas de poder ver diferentes acontecimientos a la vez. Como reconoció hace poco Maldini en uno de sus videos respondiendo respuestas de los subscriptores, yo también he hecho muchos tríos. Incluso de 4 o 5 pantallas a la vez. Y sin ser “racista”. He llegado a mezclar fútbol con tenis, baloncesto, F1… No es tan complicado pasárselo bien hoy en día, ya sea en la cama, en el sofá, en el baño o en la cocina; todo está a nuestro alcance. Ya he hecho suficientes dobles sentidos, ahora vamos a lo importante.
Al inicio de la segunda parte del Atleti-Barça se iniciaba el Lakers-Mavericks, o lo que es lo mismo, LeBron James contra Luka Doncic. Todo el mundo, quien más quien menos, conoce a LeBron. Uno de los mejores jugadores de baloncesto de todos los tiempos, con una barbaridad de récords ya superados y otros que tiene a tiro para que su nombre quede en lo más alto de todas las listas. Se ha llegado a debatir si es mejor que la leyenda Michael Jordan incluso, y es que ambos han sido emblemas para la liga y el deporte americano. Tanto es así que la segunda parte de la película Space Jam, protagonizada por Jordan en su primera edición, ha sido rodada por ‘El Rey’ y saldrá en cines en unos meses.

Actualmente, LeBron es sin discusión la pieza más valiosa del rompecabezas de la NBA. Hay jugadores con un nivel muy alto, con una proyección escalofriante, incluso algunos que le quitan premios individuales tales como el MVP. Todo eso es cierto, pero desde que se fue Kobe Bryant, la liga solo se ha quedado con él como imagen y emblema de una era que está acabando. Ni siquiera los Golden State Warriors están ayudando a que permanezca algo de lo que se ha visto en los últimos cinco años, ahora que la franquicia de San Francisco se encuentra en cuidados intensivos. Da igual los años que tenga; LeBron da la sensación de exhibir una mejora en sus condiciones cada año. No empeora en el tiro, sigue siendo un finalizador imparable, defiende y roba anticipándose a la jugada como de costumbre, asiste más y mejor que antes, y lidera sus equipos como ha hecho desde que fichó por los Cavaliers en su año de rookie.
Pues bien, hay un chico de 21 años, esloveno, en su segundo año en América que está rompiendo con todos los récords y dejando sin calificativos a propios y extraños. Promedia 30.6 puntos, 9.9 rebotes y 9.6 asistencias por partido en lo que va de temporada. Una auténtica salvajada que, de continuar así, muy pocos han conseguido en la historia. Y los nombres son muy reconocibles entre los aficionados al baloncesto: Oscar Robertson y Russell Westbrook son los únicos jugadores que han mantenido una media de triple-doble en una temporada completa. Doncic sería el más joven en conseguirlo si mejora sus números escasamente. Este último mes de noviembre lo ha terminado promediando dobles figuras en los tres apartados, pero lo que más llama la atención es la forma con la que dirige su propio espectáculo y el liderazgo que tiene en el equipo
Ayer volvió a demostrar que no tiene techo. Los Dallas Mavericks venían de ganar hace unos días en Houston contra los Rockets de Harden y el anteriormente mencionado Westbrook, y anoche les tocaba ir a Los Ángeles para enfrentarse cara a cara contra el mejor equipo hasta la fecha, con una racha de 10 victorias consecutivas. La primera parte no fue muy buena por parte del exjugador del Real Madrid, esa es la verdad. Los Lakers se fueron al descanso ganando de tres puntos, con un destacable Anthony Davis haciendo un poco de todo y demostrando que su fichaje ha sido un claro acierto. Luka por su parte parecía que iba a tener un mal día tras esa primera mitad. Todo lo contrario.
Empieza el tercer cuarto con 6 míseros puntos y muchas pérdidas de balón. Es el punto de inflexión que necesita para transformar una rácana actuación en otro de sus shows marca de la casa. Anota 16 puntos, asiste 5 veces y captura 4 rebotes en 12 minutos. Canastas de todos los colores y sabores, como bandejas fintando un pase o ganando la posición inteligentemente, mates basados en un primer paso rápido y potencia en el cambio de ritmo, o triples con su ya reconocido step back con el que deja al defensa sin opciones de puntear el tiro. Los pases tampoco se quedan cortos; algunos engañando a toda la defensa que está pendiente de la próxima genialidad que pueda hacer y otros con una lectura de la jugada perfecta a sabiendas de que sus compañeros están en una clara situación de superioridad, muchas veces influenciada por la atracción que crea el esloveno sobre la defensa rival.

El partido lo acabó 27-10-9, a falta de un rebote para otro triple-doble, mientras que ‘El Rey’ se tuvo que conformar con ser el príncipe. Su equipo perdió de 14 y consiguió dos puntos y dos asistencias menos que su pareja de baile. Ahora bien, si hoy se está hablando tanto de este partido no es por las estadísticas de cada uno, que también, sino porque tuvimos la jugada que esperábamos. Último cuarto, los Mavericks seguían con una distancia en el marcador muy favorable gracias al parcial 35-17 del anterior cuarto. Tiene la pelota Doncic en una situación de aclarado por el centro de la pista frente a LeBron. Un par de cambios de mano entre las piernas, cambio de ritmo hacia la izquierda, frenada en seco con paso atrás, tiro lejano y punteado por James… Una parábola tan exagerada como necesaria para que el balón entre acariciando la red. Tres puntos que suben en el marcador, miles de personas que suben al carro de un genio capaz de plantarle cara a toda una institución.
No sé si Luka llegará a ser una estrella, aunque para mí ya está haciendo camino para serlo, no sé si en algún momento esta magia se acabará, las lesiones puedan frenar su progresión, o haya cualquier impedimento que se ponga en su camino. Dios no lo quiera. Lo que sí sé es que este crío está haciendo vibrar a muchos que tenían olvidada la NBA. Sonríen frente al televisor como si de niños viendo los regalos de navidad se tratase y se ponen las manos sobre la cabeza impresionados con las locuras que es capaz de hacer. Mi consejo: no dejen de verle, ni a él ni al resto de fueras de serie que hay en esta competición, porque como dice Rubén Martín, un genio de la narración radiofónica en España, “van a pasar cositas”.






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