Nunca dejes de creer
- Pablo Martínez Juberías

- Mar 12, 2020
- 2 min read
Una filosofía que se ha convertido en el modus operandi de este equipo y que muchas personas aplican para diversos aspectos de su vida personal. A ese lema le sumamos el ya mítico "partido a partido", y un extracto del himno que dice: "derrochando coraje y corazón". Ese es el Atlético de Madrid, especialmente desde la llegada del Cholo, en los momentos buenos y en los más difíciles.
Estos últimos meses no han sido fáciles para los rojiblancos. De hecho, les toca pelear por conseguir entrar entre los cuatro primeros en Liga y clasificar para la próxima campaña de Champions. La otra opción sería ganar la competición continental, y no sé cuál de las dos empresas parece más complicada. De momento, han pasado a cuartos tumbando al campeón de Europa, en su casa y contra todo pronóstico. Este Liverpool llevaba veintiún partidos seguidos ganados en Anfield y es la primera vez que pierden una eliminatoria en competición europea desde la llegada de Klopp al banquillo de los 'reds'.
Hay que ser claros: fue un milagro. Los locales avasallaron a un Atleti refugiado que pretendía defender el tanto conseguido en la ida, un gol que ya fue en su momento un pequeño milagro para lo que vimos en el Wanda. Aquel día el Liverpool fue incapaz de tirar a puerta, todo lo contrario a lo que pasó en la vuelta. Treinta y cuatro disparos totales, once de ellos a puerta, y una cantidad exagerada de centros al área. Por el otro lado, la efectividad del Atlético fue decisiva y hasta sorprendente teniendo en cuenta los números en anotación que llevan esta temporada.

La diferencia estuvo en las porterías. Sintiéndolo mucho por nuestro compatriota Adrián, si antes del partido hubiésemos cambiado a los guardametas de equipo, el marcador de Anfield hubiera explotado. Mientras el español tuvo una noche floja con fallos que propiciaron goles, Oblak estuvo impecable. Nueve paradas de mérito que sustentaron al equipo cuando parecía que todo se venía abajo. Lo gracioso de esto es que a nadie le sorprende ver otra actuación de este estilo por parte del esloveno. Simeone dijo en otras palabras que Oblak es el Messi del Atlético. Lo que si me sorprende es que ni siquiera fuera uno de los nominados al mejor portero del mundo.
El otro héroe de la noche fue el pichichi por sorpresa con pasado vikingo. La profesionalidad de algunos está muy por encima de las habladurías de muchos. Marcos Llorente ha demostrado que no debería haber ningún tipo de duda con su compromiso. Esta vez han sido dos goles, pero ya lleva bastante tiempo rindiendo cuando tiene la oportunidad.
Noche mágica por el resultado y la pasión del partido, oscura si nos centramos en las formas. Hay dos cosas claras: la primera, que las posibilidades de que haciendo lo mismo te vuelva a salir un éxito similar son escasas; y la segunda, por muy mal que juegue, a este equipo nunca hay que darlo por muerto. De todas formas, saboreen lo que les ha dejado este partido porque tiene pinta de que va a ser el último que veamos en mucho tiempo.






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