Pendiendo de un hilo
- Pablo Martínez Juberías

- Feb 7, 2020
- 2 min read
Es oficial. Se viven horas convulsas en ca'n Barça. La eliminación de Copa ha sido un varapalo importante, pero no deja de ser la continuación de la gota malaya que lleva arrastrando el club desde el inicio de temporada.
Llevamos escasamente un mes de 2020, y desde entonces parece que vienen mal dadas. El adiós a la Supercopa, la destitución de Valverde, las conversaciones con todos los entrenadores que sonaron antes de que se eligiera a Setién, la polémica de su estilo, la lesión de Suárez, la búsqueda fallida de un delantero para suplirle, el susto en Ibiza, la derrota en Valencia, la recaída de Dembelé, el juicio de Umtiti, las palabras de Abidal, la respuesta de Messi, y el gol en el último minuto del Athletic, como ya pasó en la primera jornada de liga de este curso.
¿Cómo se debe sentir el aficionado culé al rememorar toda esta lista de desdichas? Sinceramente, me recuerda al año pasado del Madrid. Mal juego, mala organización de la plantilla, mala sincronía entre cuerpo técnico, jugadores y directiva, mensajes de calma y paz mientras a escasos metros podemos ver como la casa se está incendiando, y no hay nadie esforzándose por apagar las llamas.

Una simple victoria en San Mamés ya hubiera apartado el foco de atención, y más sabiendo que la Real Sociedad se había encargado de encender las alarmas en Madrid. Es como el juego de la patata caliente. Les ha explotado en la cara antes de poder pasar el testigo. Lo bueno de toda esta situación es que las crisis en ambos clubes acrecientan cuando hay éxitos en la del vecino. Una vez eliminados los dos, qué más dará.
El problema es que, puede que ahora no importe, pero analizando la situación para lo que queda de curso sí es serio. Esta temporada se ha alcanzado un presupuesto récord de 1000 millones de euros. A día de hoy, tras las salidas de Aleñà, Todibo y Carles Pérez, Setién sólo dispone de dieciocho fichas del primer equipo más Ansu Fati. Si descontamos a Suárez y Dembelé por lesión y a Piqué por sanción y pendiente de evolución, para el Villamarín diremos que hay dieciséis, con la duda improbable de que Neto reaparezca.
A priori suena a que se fomenta la inclusión de jugadores del segundo equipo en la dinámica profesional, pero el Barça B tiene el mismo problema. Veinte fichas del segundo equipo entre las cuales aparecen nombres que nos suenan de estar casi cada fin de semana en las convocatorias del primer equipo. Chumi, Riqui Puig, Collado... Repito el número, y no es el del sorteo de Navidad: 1000 millones de euros.
Se la están jugando en el momento más importante de la temporada con peor plantilla de la que tenían antes del mercado de invierno. A poco que se lesione otro de los importantes, va a tocar hacer ingeniería para sacar un once competitivo. No ya para los partidos de Liga, la Champions está al caer, y si encima sigue la guerra civil entre jugadores y Abidal... Pongo en la calculadora todos los datos, los sumo, y la respuesta es 'Syntax ERROR'.






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